LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS CON EL HOMBRE.-

 

Como está escrito en Génesis capítulos 1:26-28; y en 2:7 y 5:1-2. YAHVÉ ELOHIM creó al hombre a su misma semejanza y a su misma imagen  -además de que  ÉL Sopló de Su Hálito de vida dentro del hombre para formarlo como un alma viviente-  con este acontecimiento podemos afirmar y asegurar que el primer varón (y por consiguiente la primer mujer por igual) tenían de la misma Esencia del del Espíritu Santo (RUAJ KODESH), de el Padre (EL ELOHA ISRAEL)  y de nuestro Señor Jesús (YESHUA MASHIAJ) que los sustentaban en todo momento y a toda necesidad. 

Creando así una Unicidad sobrenatural y poderosa entre todos ellos (el hombre, la mujer y el Dios Trino). Actualmente, con nuestra mentalidad finita e idiosincrasia incrédula -y en muchos casos agnóstica-, estamos sumergidos en una involución espiritual muy cerrada que nos llena de limitantes; lo cual no nos permite llegar a tener siquiera un atisbo de esa conciencia sobrenatural e infinita que poseía el primer Adam antes de su desobediencia.  

 Esa Unicidad se perdió con la caída de ambos -el hombre, su mujer y por consiguiente toda la humanidad futura-  en pecado; rompiendo esa unión que existía con el Dios Trino. 

Pero ahora el Plan ha sido recuperado por medio de la Sangre Redentora de Cristo Jesús; por quien hemos sido acercados (vueltos a unir) a la  Esencia, Gloria, Justicia y a el Reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; logrando así restaurar completamente la Unicidad que había entre la humanidad y Dios; para alcanzar otra vez esa Comunión perdida. 

Algo que solamente se podrá lograr renovando día tras día nuestra conciencia (el entendimiento)  -y aceptando nuestra identidad real-  como hijos del Dios Altísimo y como discípulos entendidos de Jesús Cristo.

También, mediante Jesús, hemos sido justificados -por Gracia- con lo que podemos ser llenos otra vez de su Santo Espíritu; conviviendo en Intimidad con Cristo Jesús y viviendo bajo la sombra del Altísimo. Por siempre y para siempre. 

AMÉN.